EL MOSAD Y EL AVIÓN DE IRAK

Las peripecias de un piloto iraquí en complot con el Mosad para acabar con su MIG-21 en Israel.

JOSÉ ANTONIO PARRA TOMÁS

José Antonio Parra en Asociación de la Tortuga del El Charco.

11/24/20246 min read

El mundo pareció paralizarse el martes pasado cuando, a las 15:30 hora local de Líbano, más de 3.000 'buscas' se estallaron simultáneamente, matando a menos a 12 personas y contratando a millas de gravedad. Nadie esperaba que se repitiera, pero eso es justo lo que volvió a ocurrir al día siguiente, solo que ahora con 'walkie-talkies' y otros dispositivos inalámbricos.

Tras matar a 37 personas y dejar casi 3.000 heridos en una compleja operación de inteligencia contra la milicia Hizbulá, orquestada por el Mosad (Agencia de espionaje israelí), Israel anunció el inicio de una "nueva fase" en la guerra en el frente norte, frontera con Líbano. El jueves por la noche, la fuerza aérea de Israel bombardeó el sur de Líbano durante dos horas atacando objetivos de Hizbulá, y destruyendo 100 lanzadores de cohetes y otras infraestructuras.

Parece ser que Israel puede iniciar una operación terrestre y crear una zona de seguridad en el sur de Líbano bajo su control, cuyo objetivo es permitir el regreso a sus casas de los israelíes que viven cerca de la frontera.

Que la fuerza aérea israelí es muy potente lo saben muy bien países como Siria, Egipto, Irak, Jordania, Líbano, etc., en las distintas guerras que han mantenido contra Israel.

La Fuerza Aérea de Israel fue fundada en 1948, exactamente dos semanas después de la fundación del propio Estado de Israel. Una fuerza variopinta de pilotos veteranos de la Segunda Guerra Mundial y de aviones obsoletos, que ha madurado hasta convertirse en una de las más poderosas fuerzas aéreas del mundo.

Israel es un país de pequeña extensión, rodeado de enemigos y que, para poder defenderse, debe mantener unos modernos aviones de combate en ≪ B50> fuerza aérea israelí dispone de más de 200 aviones F-35 (el avión militar más avanzado del mundo) y otros tantos F-16. Fijaos que el Reino Unido no dispone aún de ningún F-35, e Italia tiene 15.

Pero hubo un tiempo, en el que Israel no disponía de una fuerza aérea potente y, en consecuencia, estaba en una situación muy delicada y débil respecto a sus vecinos árabes. Os cuento una historia y para ello voy a retroceder varias décadas.

Desde que derrocaron al rey Faisal II de Irak (en 1958) hasta la caída de Saddam Hussein, ese estuvo país gobernado por dictadores militares belicistas que profesaban un odio visceral hacia el nuevo Estado de Israel. En 1966 Irak estaba gobernado por Abdul Rahman Arif, quien siempre tuvo entre sus aviones. "hacer desaparecer del mapa" al estado judío: "La existencia de Israel es un error que debemos corregir. Esta es nuestra oportunidad para acabar con esa vergüenza que ha estado con nosotros desde 1948. Nuestro objetivo es claro:
borrar a Israel del mapa"Irak se preparó para enfrentarse a Israel comprando armamento soviético, y en este se incluía una flota de caza MIG-21. Estos aviones eran la joya de la tecnología militar soviética y solamente eran vendidos a países alineados con su régimen, por lo que su avanzada tecnología era un misterio para los países del bloque occidental.

Cierto día de 1964, un hombre llamado "Salman" entró en la embajada israelí en París con una propuesta asombrosa. Por un millón de dólares en efectivo ofrecía venderles uno de los aviones de combate más secretos del mundo, un MiG-21 ruso que pertenecía al ejército iraquí, el gran rival de Israel. La única condición que Salman pidió, es que para cerrar el trato, debería ir un agente israelí a Irak y contactar con un tal Joseph para concretar el negocio, es decir, ir a la boca del lobo.

Enseguida la embajada se puso en contacto con Meir Amit, director del Mosad, para informarle de esta extraña propuesta y pedirle su opinión. Durante los días, Meir Amit sopesó y demostró la oferta. El tal Salman podía ser un farsante o un loco, o incluso formar parte de un complot iraquí para capturar a un agente del Mosad. Existía un riesgo real, pero también existía la posibilidad de echar mano a un MIG-21, y era irresistible.

La autonomía de vuelo de la nave, velocidad y armamento, lo habían convertido en el principal avión de combate del mundo árabe. La Fuerza Aérea Israelí habría pagado gustosa varios millones solo por echar un vistazo a sus planos, y no digamos por el mismo avión. Finalmente, Meir Amit decidió jugarse el todo por el todo y envió a un agente israelí para realizar el contacto, establecido previamente, con el tal Joseph en Irak.

Resultó ser que Joseph era un venerable anciano. Provenía de una familia iraquí judía pobre. De niño había trabajado como sirviente para una familia adinerada de Bagdad. Después de treinta años de arduo trabajo había sido despedido repentinamente, acusado injustamente de robar comida. Con sesenta años, se encontró en la calle y desempleado, subsistiendo con una modesta pensión. Al fin, estaba resentido con su propio país y no soportaba el régimen militar dictatorial. Él y su familia querían abandonar Irak.

La propuesta era la siguiente: él tenía un sobrino que era piloto de la Fuerza Aérea Iraquí, que estaba dispuesto a entregarles el avión, pero con la condición de que los sacaran de Irak como refugiados hacia Israel. Comentó que en varias ocasiones su sobrino, llamado Munir Redfa, le había dicho que su Comandante se jactaba de que Israel pagaría una fortuna por un MIG-21 como el que él pilotaba. Así que Joseph le hizo formalmente la propuesta al espía israelí. Ellos les darían el avión si el Mosad los sacaba de Irak, así de simple y así de fácil.

El Mosad aceptó la propuesta y ofreció sacar a toda la familia de Irak, pero el primer problema que debían solucionar era el del espacio aéreo turco, ya que el avión debía sobrevolar Turquía para llegar a Israel, sin cruzar Siria ni Jordania. Convencieron a la CIA de persuadir a los turcos para que colaboraran, diciéndoles que el avión iría hacia los Estados Unidos. En aquel tiempo los americanos tenían varias bases en Turquía, por lo que se facilitó la gestión.

Joseph le pidió al Mosad 500.000 dólares de adelanto y con ese dinero empezó a movilizar a los miembros de su familia que quería sacar de Irak, que en total eran 43 personas. La noche anterior al robo del avión, Joseph los llevó a todos en una caravana de vehículos hacia el norte, a un descampado en las montañas. Los puestos de control iraquíes no les molestaron porque todos los veranos muchos residentes se mudaban huyendo del calor de Bagdad. En el monte les esperaban un equipo de comandos que guiaron a la familia por las montañas hacia unos helicópteros turcos. Volando por debajo de los radares, cruzaron la frontera y entraron en Turquía.

Un agente israelí hizo una llamada al piloto Munir diciéndole que "su hermana había dado a luz a una niña sin inconvenientes". Era él mensaje en clave que le informaba que su familia estaba a salvo y podía proceder con su parte del trato. Y por fin, llegó el día esperado. La mañana del 15 de agosto de 1966, Munir despegó normalmente como para un ejercicio de rutina. Una vez alejado de la pista, puso al MIG-21 a máxima velocidad y cruzó la frontera con Turquía antes de que los demás pilotos recibieran la orden de dispararle y derribarle.

Escoltado por aviones F-4 Fhamton de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Munir aterrizó en una base aérea turca, se reabasteció de combustible y despegó nuevamente. Por los auriculares escucharon el mensaje, esta vez sin cifrar: "Toda su familia está a salvo y en camino para encontrarse con usted". Una hora después, el MIG-21 aterrizó en una base aérea militar en el norte de Israel.

En un increíble operativo, el servicio secreto israelí había robado una nave al Ejército de Irak en su propio territorio. Los periódicos de todo el mundo se hicieron eco de la hazaña, más que nada por el sensacionalismo que suponía el que un militar iraquí hubiera desertado llevándose uno de los aviones de guerra más modernos del mundo. Otros beneficiarios fueron obviamente los norteamericanos y los británicos, ya que como aliados de Israel pudieron revisar de primera mano la última tecnología militar soviética.

Los rusos se pusieron furiosos porque el funcionamiento de sus aviones estrella ya no sería un secreto para nadie, incluso llegaron a amenazar fuertemente a Israel y exigieron la devolución de la nave. Los israelíes por Por supuesto, no devolvieron el avión, sino que después de estudiar bien toda su tecnología, lo enviaron para Estados Unidos.

Los beneficios de esta operación encubierta fueron inmediatos para Israel, porque un año más tarde, la fuerza aérea israelí derribó seis aviones MIG-21 sirios antes de la Guerra de los Seis Días. Obviamente lo pude hacer porque ya los conocían a la perfección.

En cuanto al piloto Munir Redfa, desde el momento en que llegó a Israel fue sometido a un cambio de identidad y se le otorgó un nuevo trabajo y una nueva vida. Varios meses después se trasladó a vivir a los Estados Unidos.

Desde aquel acontecimiento, el Mosad se ganó la fama que ostenta. De todas las agencias de espionaje y servicios secretos, sigue siendo el más temido, respetado, odiado y admirado del mundo.

José Antonio Parra Tomás