FRAUDE METÍLICO

Cuando el alcohol metílico, combustible para aviones, se usa para consumo humano, el resultado no puede ser otro.

JOSÉ ANTONIO PARRA TOMÁS

José Antonio Parra en Asociación la Tortuga de El Charco

11/24/20245 min read

El 18 de febrero de 1963 fallecía en Haría (Lanzarote), Jesús Pablo Barreto. Barreto, "entre fuertes dolores abdominales, vómitos y una súbita ceguera".

Fue la primera víctima, de la que se tenga constancia, de la intoxicación por alcohol metílico y murió tras tomar unas copas de ron en un bar de Haría. El 1 de marzo lo hacía, en circunstancias similares, otra persona del mismo municipio. Y a partir de ahí comenzó un reguero de muertes en todo el Estado, que dejó 51 personas fallecidas y nueve afectados (cinco de ellos por ceguera) por envenenamiento con alcohol metílico, usado de forma fraudulenta para la elaboración de aguardientes, licor café y ron. Fue el conocido como caso del metílico, del que ahora se han cumplido más de 60 años.

Simultáneamente a los casos que se registraban en Canarias fueron sucediéndose muertes en Galicia, sobre todo en la provincia de Orense, y no se vincularon los hechos hasta que se publicaron en la prensa gallega las noticias referidas a los sucesos de Lanzarote. En Cea, el médico, sospechó que la muerte de un vecino podía tener relación con las registradas en Canarias, ya que a finales de 1962 un labrador "había muerto muy rápido" y el 21 de febrero de 1963 se había dado un caso similar. Al constatar que había Bebido licor café antes de fallecer, el médico puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil por posible intoxicación.

La bodega de Rogelio Aguiar no vendía el alcohol con su sello, sino que lo distribuía en garrafones a otros bodegueros para que lo embotellasen. Se sabe que Rogelio compró en Madrid 75.000 litros de alcohol metílico porque, según manifestó, le dijeron que se podía consumir si se rebajaba con agua. El alcohol que compró estaba destinado a la fabricación de combustible de aviones. La realidad era que el alcohol metílico costaba la mitad de precio que el etílico y quería hacer negocio. Con esos 75.000 litros, fabricaría un total de 125.000 que pondría a la venta a bodegas de toda España, en garrafas. Uno de los lugares donde llegaron primero fue Lanzarote, porque había un bodeguero en Vigo con muy buenas relaciones con Canarias.

Es por eso que la primera persona que relaciona el consumo de determinadas botellas de alcohol con los fallecimientos y la ceguera es canaria. A partir de ahí empieza la investigación. Pero la tragedia se extiende por toda España, y donde más incidencia tuvo fue en Galicia. Tan solo una copa de licor café o de Orujo fue capaz de dejar ciego o matar a quien se la bebió

El metanol produjo en aquel momento una tragedia que a veces se reproduce por la ignorancia de la gente. Este producto tóxico se absorbe y se metaboliza en el hígado creando ácido fórmico y formaldehido. El primero provoca problemas digestivos y síntomas de embriaguez (como una intoxicación etílica), y el formaldehido ataca a la retina y causa la ceguera. La muerte sobreviene porque una vez absorbido pasa rápidamente a los órganos y puede provocar un coma.

Por esta intoxicación falleció sobre todo gente de extracto social bajo, consumidores de aguardiente o licor café de garrafa. Al ser en su mayoría personas de los pueblos y con pocos recursos, muchas de ellas se consideraron muertes naturales.

En el juicio se mezclaron los intereses económicos y políticos del régimen. El gobierno de Franco iniciaba por entonces una costosa campaña de apertura para vender al exterior que España se había modernizado y quería ofrecer nuevas oportunidades al turismo.

Si este caso se llegaba a conocer y saltaba a los medios internacionales, como tenía que haber sucedido, todo aquello se podía venir abajo y por eso trataron de ocultarlo. Por otra parte, España continuaba recibiendo dinero de EEUU y este escándalo hubiera repercutido en las relaciones con los estadounidenses. Lo que se hizo, de la manera legal que entonces creyeron más oportuna, fue plantearlo no como homicidio involuntario, sino como un juicio de atentado contra la salud pública, un mal menor. Lo equipararon a vender productos caducados y, por ello, el resultado es que solo se reconocieron oficialmente 51 muertes.

Durante el juicio hubo once imputados que fueron condenados, sin embargo,ninguno de ellos llegó a cumplir íntegra su condena. Además, las cuantiosas indemnizaciones que debían pagar a las víctimas nunca llegaron porque se declararon insolventes.

El fiscal del caso, Fernando Seoane, siempre defendió que solo con hacer un sencillo cálculo matemático de lo que pueden producir 125.000 litros de alcohol tóxico en el mercado, se podía saber la magnitud de la tragedia. Seoane estimaba que las víctimas estuvieron por encima de 5.000, entre fallecidos y personas que se quedaron ciegas.

Debido a las enormes cantidades de alcohol metílico que vendió Rogelio Aguiar, algunas de las garrafas llegaron incluso al otro lado del Atlántico. En el puerto de Nueva York fue intervenido un envío procedente de Vigo de bebidas contaminadas con alcohol metílico, según recoge el sumario del caso. Debido al descontrol de las autoridades sanitarias y de aduanas, no se sabe con exactitud qué cantidad pudo llegar realmente. Lo que sí coincide en el tiempo, primavera del 63, es la muerte masiva de vagabundos en la zona de Manhattan por alcohol metílico, con bebidas baratas que provenían de garrafón. Los diarios se hicieron eco de ello.

Casos de intoxicación y muerte por alcohol metílico suceden en el mundo todas las semanas. En el caso de España, se continúa produciendo aguardiente de Casa Fuera del Control de un Consejo Regulador *.

Sin embargo, en la actualidad los controles de calidad del alcohol pasan por procesos que hacen muy difícil que algo así pueda volver a repetirse. De ello se encargan laboratorios como el de Salud Pública del Ministerio de Sanidad. En Madrid se han analizado este año 140 bebidas espirituosas. El 25% orujos de los cuales solo uno incumplía la normativa. Este caso del orujo que llegó al laboratorio con límites por encima de lo permitido se solucionó rápidamente según el protocolo de actuación. Hicieron un análisis contradictorio con la empresa, esta corrigió su sistema de producción y eliminó del mercado todo el producto. La nueva partida ya reunía las condiciones de acuerdo con el reglamento. Para que casos como el del metanol de Galicia no vuelvan a suceder, y se pueda hacer justicia a esas personas, sus historias no deberían caer nunca en el olvido.

* Efectivamente, se siguen produciendo en España aguardientes fuera del control de un consejo regulador. Y os voy a relatar un caso que viví en primera Persona: Todos los años se celebra en Puebla de D. Fadrique (Granada), en la semana de la fiesta de la Virgen del Pilar, la feria del cordero segureño. Acostumbro a asistir con los amigos, por el buen ambiente que hay y la buena gastronomía. En la edición de 2015, coincidimos allí con una maestra de Alcantarilla, que tiene casa en Puebla de D. Fadrique y nos invitó a tomar café. Nos puso también una tarta y unas botellas de orujo, que comentó había comprado en Nerpio, un municipio de Albacete, pero cercano a la provincia de Murcia, famoso por su producción y calidad de sus nueces. Varias semanas después, fui con los amigos a Nerpio con la idea de comprar nueces y también orujo, y cuál fue mi sorpresa cuando comprobé que en casi todas las casas del pueblo vendían orujo a granel, sin ningún tipo de control de calidad. Y esto es con el conocimiento de las autoridades, porque en Nerpio hay un cuartel de la Guardia Civil que, por supuesto, tendrá conocimiento de esa venta casera de orujos. ¡Qué país!