LAS RELIQUIAS DEL CUERPO HUMANO
El ser humano no es perfecto, nunca lo ha sido y nunca lo será, el mismo concepto de evolución implica que esto no sea posible. Sí podemos decir por contra quer el ser humano está en cada momento de su historia evolutiva, lo mejor conformado posible para hacer frente a sus necesidades vitales, dentro de unos límites, y siempre con un cierto retraso, ya que se produce un decalaje en el tiempo entre los cambios del entorno y la presión que estos ejercen sobre nuestros propios cambios.
LORENZO PIRIZ-CARBONELL
Lorenzo Piriz-Carbonell en Asociación la Tortuga de El Charco
11/19/20257 min read


“Las Reliquias del Humano Cuerpo”
¿Sabías que el cuerpo humano lleva piezas que ya no usa como si fueran recuerdos difuminados en el tiempo pasado y evolucionado? Quiero así describir unos cuantos órganos y estructuras que aun siguen en nuestra anatomía, que están ahí como aplicaciones obsoletas dentro de tus células, que siguen ocupando espacio pero que ya no las necesitamos para funcionar.
Hace miles de años estas partes ayudaban a nuestros antepasados a sobrevivir pero que hoy la evolución y la genética los dejó atrás y nuestro cuerpo no las ha desinstalado para que dejaran de funcionar. Veamos cuales son, que son y un día fueron y que efecto tienen ahora en tu fisiología corporal.
El cuerpo es un activo de la evolución y cada una de sus estructuras tiene una pre-historia: alguna vez sirvieron para comer, protegerse y moverse mejor. pero el pasar de los tiempos y eso que llaman genética evolutiva, hemos ido cambiando formas y estilos de vida y estas partes de marras acabaron cediendo su función principal. Ergo, se han ido transformando en reliquias del cuerpo que la misma revolución celular, porque no le molestaban para nada, no las ha eliminado. Ahora las tenemos como recuerdos fisiológicos de la vida de nuestros antepasados.
Y para comenzar con éste catálogo de inutilidades orgánicas empiezo con el Apéndice Vermicular que es un pequeño tubo en la unión del intestino delgado y el grueso, como un callejón sin salida en el Sistema Digestivo. Su principal función era actuar como descomponedor de fibras y materias vegetales que constituían el principal alimento de los primeros homínidos ayudando a extraer sus nutrientes. Con el tiempo la cavernícola dieta alimenticia cambió. Comenzamos a cocinar, procesar alimentos y comiendo menos vegetación cruda. Esto dejó al Apéndice sin su papel principal. Podría ser que hoy tendría alguna influencia de acumulación de bacterias buenas que ayudaran al Sistema Inmunológico, pero realmente ha quedado en un órgano que sigue ahí porque no molesta lo suficiente para que el cuerpo lo elimine, pero si se enferma provoca complicaciones como la apendicitis de emergencia, que si no se trata puede ser letal aunque ya hayamos aprendido a emplear la cirugía para resolver el desaguisado.
¿Y que tal las tan cacareadas y a veces temidas Muelas del Juicio? Se hacen pasar por sus “terceros molares” estos dientes que suelen aparecer entre los 17 y 25 años si logran salir (no siempre lo hacen y es que a mi los juicios me salieron, pero sin muelas). En el hombre primitivo eran muy valiosas, trituraban lo duro de comer, raíces, nueces y carnes crudas porque antes del fuego y las herramientas el trabajo del comer, eran necesarias para el masticado y por ende la supervivencia. Pero la Evolución nos volvió bucalmente evolutivos y nuestra boca se hizo mas pequeña haciendo que estas muelas del futuro, quedaran atrapadas o mal alineadas y como ya se anticipaba su inoperancia en algunas personas ni aparecieron y genéticamente se descartaron como funcionales. Si los desafortunados que las posean y en su repentina aparición lo hagan mediante dolores y sufrimientos pues al dentista o sacamuelas que previo pago nos resuelven el problemilla tan atávico como lleno de gracia masoquista (hay quien hasta las disfruta).
Y siguiendo con el discurso ahora lascivamente, nos toca referirnos a otra momia ósea que poseemos. El Coxis también llamado como “hueso de la cola” que no es mas que la unión de un grupo de vertebras pequeñas y residentes del final de la columna vertebral, justo donde el resto de animales tiene su cola. Los primitivos humanoides poseían cola y la empleaban para guardar el equilibrio, trepar, correr y hasta incluso para comunicarse (Los gatos aún lo hacen porque no conocen internet... todavía). Al principio nos movíamos con las cuatro extremidades y al irnos enderezando bípedamente, la cola aún rudimentaria, nos fue sirviendo, hasta que poco a poco que perdiendo su propósito de ser parte del sostén al caminar y así, esas vertebras de la cola se fueron fusionando hasta transformarse en un vestigio de la que había sido, uniéndose en una sola pieza ósea a la que hoy denominamos Coxis. Pero aun así sirve como punto de anclaje de músculos y ligamentos, mínimo servicio que ya le justifica al cuerpo que lo siga manteniendo.
Y hablando de Cuerpos, si nos quedamos con el torso al aire los masculinos machos carvetónicos y singulares y todas las féminas de la especie (trans y travestis, e hijos dislocados, esos no) nos descubrimos que tenemos pezones (yo les sigo llamando tetillas, es mas poético). Y las glándulas mamarias (implantes de silicona no valen) nos diferencian entre los que por destino cruel unos no damos de mamar y las otras pues si (castigo del Génesis). Y sin ambages eso es lo que nos distingue entre lo masculino y lo femenino. Y para su aclaración explicaré: los hombres tienen pezones aunque no cumplen ninguna función practica en ellos. En el útero todos los embriones comienzan con un plan básico idéntico. Alrededor de las seis semanas de gestación los pezones ya se forman antes de que los mecanismos hormonales definan el sexo. Por eso los hombres los conservan aunque no desarrollan glándulas mamarias y por ello no serán amamantadores, conservando las prominencias apezonadas como un residuo del desarrollo embrionario per-se. Curiosamente, los pezones masculinos pueden ser sensibles pero carecen de un propósito funcional. En casos raros pueden desarrollar tejidos mamarios, no glandulares, lo que es médicamente una excepción que se denomina “ginecomastia” y al tener seguro tratamiento no llega a constituir una patología oncológica o similar.
Y que no me falte en este panfleto el hablar de “las orejas desabrochadas o de soplillo aleteante”, faltaría mas. Primeramente mencionar los músculos auriculares capaces de hacer mover las orejas hasta aletearlas o rotarlas demostrando un asombroso sinsentido. Este fenómeno es debido a que alrededor de las orejas se encuentran una músculos muy pequeños, los auriculares, diseñados para que al moverlos radarizaran las ondas de sonido allegadas al sentido del oído, como lo hacen los gatos y perros en la actualidad. Nuestros congéneres primitivos usaban estos músculos para girar las orejas en varios sentidos, como un radar, para detectar presas o depredadores y estar alerta. Los modernos humanos dependen mas de girar la cabeza, y así estos músculos dinámicos fueron perdiendo su función hasta casi atrofiarse. Todos los tenemos pero son tan débiles que raramente los usamos. Pocas personas pueden hacerlo (Oliver Hardy del “Gordo y el Flaco” iconos cinematográficos 1920 -1950) podía realizarlo con gran éxito cómico, pero ya lo usan para divertir al personal cuando las ocasiones lo sirvan, que para hacer reír al tonto la sociedad se las ha pintado siempre y sin preguntar porqués.
Y ahora pienso en el refrán que reza: ”el hombre y el oso, cuanto mas peludo mas hermoso” Ah, pero sí tiene su aquel, pues si tomamos como referencia que todo es debido al vello corporal que hoy por hoy también constituye una reliquia del pasado dérmico, y lo sustento en nuestras reminiscencias simias del no tan lejano pretérito homínido, el refrancillo tiene su justificación en los adagios inmortales de nuestra cultura. Y razonando diré que el vello de los brazos, piernas y torso, es un pelaje mas fino que los de un lobo o un mono, pero que sigue ahí como una felpuda sombra cubriendo toda la piel como un vestigio imborrable de nuestra génesis fetal. Hace miles de años el vello grueso era una armadura natural que protegía del frío, de los rayos del sol y de rasguños de las plantas con pinchos que por entonces era paisaje natural, a la vez que ayudaba a señalar emociones o a camuflarse cuando , animales al fin, había que resguardarse para erizados, parecer mas grandes y voluminosos, y así asustar a los depredadores. Pero hoy con las ropas, cremas solares, casas, que no cuevas, el grotesco pelambre corporal ya no cumple esas adquiridas funciones. La “piel de gallina” que nos aparece cuando tenemos frío o miedo, es otro eco de cuando el vello se levantaba para atrapar calor o pavor en la intimidad fuera lo que fuere. En la vida moderna esta función se activa por instinto remanente, mas psicológico que otra cosa. De todos modos, en algunas culturas en la actualidad se considera el vello como un punto estético a alabar y pavonear, mientras que en otras se elimina por dictámenes de las diversas y cambiantes modas imperantes. El pelamen corporal no protege como antes pero sigue creciendo como si no nos hubiéramos percatado de que ya no vivimos en cuevas, pero la Naturaleza ahí lo ha dejado y mantenido como presumible decoración. Y al que no le gusta, pues se afeita. Que tontería, ¿verdad?.
Y toca que finalice estos argumentos refiriéndome a el porque tenemos dos riñones en vez de uno, cuando la función de uno basta y sobra para vivir y sobrevivir. La protectora redundancia evolutiva se asegura de que si un riñón falla el otro puede seguir filtrando la sangre y proseguir con las funciones urinarias como si nada pasara. Y yo añado que hoy en día ya sabemos que un riñón basta para conseguir perfectamente las acciones de una vida normal. Uno de los dos no hace nada mas que esperar para respaldar un supuesto mal funcionamiento del otro y proseguir con las constantes vitales propias para garantizar una salud y un bienestar. !Vaya con la Madre Naturaleza (Aka: Creador del Universo y Mundo demás).
Y con esto creo acabar la cantaleta biológica que clama eso de que “órgano que no se usa se atrofia” con la paradoja que si se atrofia (por el no uso matrimonial, por decir algo) los cirujanos y médicos de siempre ya lo saben arreglar con los nuevos inventos de prótesis e inventillos demás, contando siempre con los logros de la farmacología que hoy si algo te falla por el no uso pues te tragas una pastilla y si sobrevives al susto del traqueteo pues te sirve como el que más. Y es que a pesar de la Teoría de Darwin, hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad (sic-: Don Hilarión, en la maravillosa “Verbena de la Paloma”, para el que le interese) Y es que lo que el hombre no fantasee pues mira...a soñarlo que no cuesta mas que dormirse en los laureles del pasado. Y a dormir. Y por la información...de nada.
Lorenzo Piriz-Carbonell
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