LOS CONSUMIDORES DE HASHIS
Resulta curioso cómo a veces se entremezclan las cosas, los nombres, los conceptos. En este artículo exploramos la vinculación entre el hachís y los legendarios asesinos medievales y musulmanes, que hacían del asesinato un método político (en la historia esto es una constante) mientras eran tratados despectivamente como consumidores de esta sustancia.
LORENZO PIRIZ-CARBONELL
Lorenzo Piriz-Carbonell en Asociación la Tortuga de El Charco
9/18/20253 min read


“Los Consumidores de Hashis”
Ni se imaginen por un momento que esto va a ser una apología o en su contra un detrimento a los civilizados consumidores de la hoy ya globalmente legalizada marihuana (en mi juventud le llamábamos grifa). La yerbita en cuestión proviene de la planta canabis y su resina el hachís. Y para que todos se enteren el hachís es un tipo de droga psicoactiva y licantrópicamente obtenida de la planta de canabis (Cannabis sativa). Se trata de la resina de las sumidades floridas de la planta, concentrada y a menudo purificada, y es una de las formas de presentación del Cannabis, junto con la marihuana. El principal componente activo del hachís, como en la marihuana, es el tetrahidrocannabinol (THC). La descripción es de uno de mis libros de farmacología, en concreto el del Profesor Vázquez, pero es una descripción mas de las muchas. Pero el común denominador es Droga. Y lo traigo a colación porque hoy nos pasamos el día hablando de asesinatos y cuando hablamos de ello lo hacemos casi ya como una costumbre de los eventos del día a día. Nuestra actual sociedad ha permitido que el vocablo “asesino”, se familiarice de tal manera, que ni nos inmutamos al leer o escuchar, que los asesinatos se han manifestado desde siempre en una manera inmoral de suprimir la vida de los demás, a costa de justificarlo como haber perdido la cabeza o transformarlo en un oficio tarifado según los como, los porqués y los a quienes. Y por esto he querido saber de donde provenía la palabra asesino tal como la pronunciamos en nuestra lengua española. Los ingleses, alemanes y algún que otro idioma europeo lo llaman “killer”. Pero esto no importa porque lo de asesinar es lo mismo dígase como se diga. He indagado en las historias sobre el asunto de su origen y como me ha parecido muy interesante lo comparto. "Asesinos" o Hashshashin fueron una orden de guerreros de la secta chií nizarí que operaron en Oriente Medio entre los siglos XI y XIII, fundada por Hassan-i Sabbah. Su origen se encuentra en la necesidad de protegerse de los enemigos y usaron el asesinato selectivo como una herramienta militar y política. El término "asesinos" proviene del árabe Hashshashin, un nombre despectivo que significa "consumidores de hachís", difundido por sus enemigos para desacreditarlos. Los asesinos fueron un grupo militar perteneciente a los israelíes nizaríes, un grupo religioso dentro del chiismo islámico. Su poder, que se concentró durante los siglos centrales de la Edad Media, dio pie a una serie de leyendas y tergiversaciones que perduraron durante siglos. Se les atribuyó un carácter oscuro y malévolo hasta el punto de identificarlos con un grupo de homicidas despiadados. Despreciados por las demás sectas y grupos del islam, especialmente de las comunidades persas y sirias, la leyenda negra en torno al grupo fue adoptada por la imaginación occidental. Se atribuye la fundación del grupo a Hassan-i Sabbāh en el siglo XI. Llamado el Viejo de la Montaña en los relatos viajeros de Marco Polo, se transformó en un personaje de leyenda en fuentes occidentales: la denominación Viejo de la Montaña, de hecho, se convirtió en el título genérico para designar al líder de los asesinos. Y aclaro definitivamente que el término “asesino” nace del árabe Hashshashin que significa comedores o consumidores de hachís. Lo declaró el califa Fatimí al-Amir, los cruzados lo repitieron y el abad Arnaldo de Lübeck lo puso por escrito a principios del siglo XIII. Pero paradójicamente el consumo de hachís estaba prohibido por la ley islámica. Curioso, ¿verdad? La mayor parte de esta información la he repetido desde que leyendo (por matar el rato, aclaro) un Corán que me había regalado uno con mala leche por Año Nuevo (haberlos haylos) pero que me ha servido desde siempre para intentar comprender la constumbre del fumeteo, que desde una cuarentena de años para acá se ha puesto de moda. Cuando médico, en mi consulta del hospital teníamos el Hachís comprimido y dosificado que lo usábamos como anti emético para los pacientes en tratamiento oncológico. Para algo bueno ha servido esta porquería de yerbajo que tiene y ha tenido desde siempre la comida primaria de los descerebrados que se hacen adictos a ello. Pero ya me queda explicado lo de “asesino” y “consumidor de Hashis” en la antigüedad. Matar viene en el ser humano dentro del paquete de su génesis. Y matar es una abominación no solo bíblica sino también penal. La civilización siempre ha crecido con ese trauma. Una pena que en la embriología ese gen no se pueda modificar o anular. Sería buscar la perfección humana cosa imposible. Mi consejo es que no mates, ni te dejes matar. Y no es una perogrullada, que conste. La vida es bella. ¿Por que estropearla? Y me largo a tomar un gin-tonic para alegrarme el día.
Lorenzo Piriz-Carbonell
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