MI EDADISMO PARTICULAR

El mundo avanza a pasos agigantados, queramos, o no. Y en ese avanzar se desarrollan diversos conceptos que nos afectan y que sin embargo, quizás ni conozcamos. Puede ser el caso del EDADISMO, un palabro de reciente creación y que intenta reflejar la discriminación que sufren las personas mayores y del que el autor reniega con su ya conocida vehemencia.

LORENZO PIRIZ-CARBONELL

Lorenzo Piriz-Carbonell en Asociación la Tortuga de El Charco

7/24/20255 min read

“Mi Edadismo Particular”

Como dice Don Hilarión en el comienzo de “La Verbena de la Paloma” de un Bretón magnifico que demuestra el prototipo de la verdadera comedia musical española en todo su rigor y que lo niegue quien pueda, en un dúo graciosísimo canta este viejales verdecillo mas soñador que salido eso de “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad” y de esto va mi comentario algo audaz pues con el devenir de los tiempos he ido desde escribir con máquina de teclas a los programas Windows donde se pasan por verdaderos laberintos ofimáticos si no es que eres Programador Oficial del Reino. También he pasado del teléfono con rueda de marcar una línea de comunicación que primero lo conectaba un telefonista cotilla para luego irse modernizando en la rueda automatizada hasta la eclosión de los dispositivos móviles, maravillas de los adelantos ofimáticos asociados a redes y parabólicas que entonces me maravillaron y hoy me producen hastío estético solo con verlas. Y yo que era feliz usando un contestador automático y casero que solo lo ponía en marcha cuando quería y hasta tenía el derecho a no contestar sus llamadas y ahora he caído en los adelantos invasores de la cibernética y me he comprado un receptor telefónico al que le llaman celular que contiene cual okupa electromagnético una cosa inexplicable a lo que llaman Inteligencia Artificial o algo así. Yo que tengo inteligencia aunque algo parca lo admito, siempre he creído que era natural pues con ella nací, con ella crecí, con ella cometí errores y con ella aprendí a experimentar conocimientos con el avance de la vida, lo cual me lleva a suponer que si mi substancia blanca cerebral me lo permite y las neuronas no se me ponen bobas para hacer sinapsis, pues con esa misma inteligencia tan natural como la vida vivida misma, aceptaré con algo de mal grado mi paro total y muerte. Pero me proclamo ser con inteligencia no artificial. Pues mira tu por donde si “las ciencias tienen que adelantar una barbaridad” que sea en modos prodigiosos que uno pueda prolongar unos añitos mas la calidad de vida y que me permitan plenamente seguir viviendo al estilo Pablo Picasso, disfrutando las maravillas que la existencia me ha regalado y aun me regala y que por supuesto sabiendo que tengo la fecha de caducidad genéticamente diseñada y la Parca infame un día me va a enmierdar la fiesta y me pondrá a dormir en eso de lo “eternamente” añadiendo el ridículo versito de “descansa en paz”. Y despotrico vehementemente al respecto contra esa tan disparatada por la moda popular del adelanto seolítico bautizado como Inteligencia Artificial, porque hoy mismo, en mi teléfono nuevo y moderno me ha salido sin yo pedirlo una especie de aviso advirtiéndome que si el “edadismo” nos anegaba en la senectud o que si el tal ”edadismo” tenía que ser tan atajado como dominado para vivir lo que te quede sin ser un cactus del Desierto de Atacama.

Confieso orgulloso que soy de los españoles antiguos y curioso me voy a averiguar lo que es el palabro “edanismo” que tan en boga está y que desconocía, enterándome que no significa otra cosa que la muy antiquísima costumbre humana de discriminar a los senectos que por su edad(años vividos) por llegar a mayorcitos la vida se te ha del llenar de prejuicios, estereotipos y enfermedades adquiridas por obligación, pero lo explican como un problema global y sintáctico que tiene que afectar a la salud física y mental de esas personas así como su participación en las actividades comunes de su sociedad. Concluyo que esto no viene a ser mas que una gilipollez de los ignotos intelectos de hoy en día que no saben distinguir entre un chorizo y una butifarra. Si alcanzas a cumplir años te tienes que comportar con espasmos cerebelosos, quejoso hasta decir no mas, caquético y siempre presumiendo que la muerte es lo único positivo que te puede pasar y si encima vaya con el heredero que no sabe si matarlo a base de recetas de la Seguridad Social o dejarlo abandonado en una asilo, hoy Residencias o si no hay para mas que abandonarlos en una gasolinera en pleno verano porque las vacaciones no se las van a estropear sabiendo que los servicios estatales se harán cargo de ello. Y siguiendo con la diatriba me pongo de ejemplo para combatir ese “Edadismo” de las puñetas retorcidas. Tengo 84 años cumplidos y relato mi microautobiografía para ser mas incisivo y divertir al lector y para que un poco lo aprenda, aunque está comprobado que nadie escarmienta en cabeza ajena. Nací de parto difícil, mi infancia fue acomodada y lujosa, mi adolescencia fogosa, sensual pudiendo afirmar que mi edad de la inocencia jamás existió. Cuando me tocó ser adulto aun muy joven me topé de lleno con la Universidad que no solo me enseñó Medicina y Filosofía y Letras (de las de antes, claro) sino que me ilustró en el saber de las pillerías del mundo y de las honestidades que tenía que cumplir para llegar ser algo valioso. Cosas de la moral de mi época y la de los antiguos al por igual. Luego me llenan de diplomas y doctorados pero no me explican que eso no vale si no lo pones en practica y lo haces funcionar como trabajo para poder cambiar al mundo un poquito más. Mis hormonas desaforadas y la vida por delante. Ante mi muchos caminos que tomar y me metí en todos. Hospitales, Centros de Física Nuclear, Teatros, aventuras inenarrables pero jamás olvidadas que siempre me enseñaron que solo sabía que no sabía nada y que cada mañana al despertar todo comenzaba de nuevo, las mismas alegrías, los mismos desengaños, los mismos placeres y las mismas muertes. Y viví para siempre viviendo. Y pasaron los años del calendario y nunca dejé de ser lo que siempre fui y ahora soy. Y concluyo que si alguien me quiere meter en el saco del “edadismo” ese, pues lo lleva claro. Mientras me dure la testosterona y mis constantes vitales estén en onda funcional seguiré sintiéndome vivo y cuando la Naturaleza con su Inteligencia divina e inexplicable me dicte el final aun casi con muchas ganas de seguir viviendo, no tendré mas remedio que obedecerla y cerrar los ojos para descansar, cosa que nunca me ha convencido del todo. Y ese “edadismo” que me quiere mandar por artificiales inteligencias que le vayan dando. Vaya tonterías que se inventan los sabios artificiales que quieren ignorar que lo natural es lo mas fácil para hacer de la vida algo tan maravilloso que nunca tiene real explicación. Así siempre ha sido, aun lo es y siempre lo será.

LORENZO PIRIZ-CARBONELL