NUESTRA CONSTITUCIÓN

La Constitución Española de 1978 constituye el período de mayor estabilidad institucional de nuestra historia contemporánea y todo debido a ese "milagro" llamado la transición.

JOSÉ ANTONIO PARRA TOMÁS

José Antonio Parra En Asociación la Tortuga de El Charco.

12/1/20245 min read

En 1946, Naciones Unidas creó una Comisión de Derechos Humanos para que estudiaran y escribieran en qué consistían las libertades fundamentales. Aquella Comisión estaba formada por representantes de ocho países y la presidenta fue Eleonor Roosevelt.

Tardaron dos años en decidir cuáles son los derechos inalienables del ser humano. Dos años discutiendo para declarar que las personas son “humanas”.

La Declaración Universal de Derechos Humanos salió adelante porque votaron a favor cuarenta y ocho países miembros, pero ocho se abstuvieron y otros dos (no digo cuales) decidieron directamente no ir a votar algo que no pensaban cumplir. Y es que la Declaración Universal de Derechos Humanos no es un documento de obligado cumplimiento. Por ello, la nación que quiere los respeta y la que no, pues se los salta a la torera. Ahí tenemos a las mil doscientas personas ejecutadas en 2023 por países miembros de la ONU. Ahí están las mujeres lapidadas por países miembros de la ONU. Y ahí están también más de novecientos millones de personas torturadas por el hambre en países miembros de la ONU.

La Declaración se presenta como el "ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse". No tiene más que una fuerza moral que no conlleva vinculación jurídica, excepto para los países que la han incluido en su propia Constitución. España, en el artículo 10 de la Constitución de 1978, reconoce la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La Declaración es el texto traducido a más idiomas del mundo. Está en trescientas treinta y siete lenguas, pero por lo visto muchos aún no lo han entendido.

Y digo todo esto porque los españoles, en casi medio siglo que llevamos de paz civil, estabilidad y progreso, a pesar de las crisis económicas, hemos borrado de nuestra memoria colectiva la historia turbulenta de la España contemporánea. A diferencia de otros países, los españoles no supimos acordar hasta 1978 un marco político y jurídico de convivencia en el que se resolvieran en paz las discrepancias que se producen en el seno de cualquier sociedad.

Hasta esa fecha, la historia de nuestro país había sido la de media España contra la otra media. En poco más de un siglo (1834-1936) hubo cuatro guerras civiles (las tres carlistas y la civil), cuatro magnicidios (los asesinatos de Juan Prim, Antonio Cánovas del Castillo, José Canalejas y Eduardo Dato), decenas de atentados y más de doscientos pronunciamientos militares y golpes de Estado.

Durante ese tiempo se aprobaron siete Constituciones sin consenso, impuestas a los demás por quienes en aquel momento detentaban el poder. 1812: “La Pepa”, fue la primera; 1837: La del embrión del Senado; 1845: La primera conservadora; 1869: El retorno al ideal liberal; 1876: La más duradera; 1931: La que dio el derecho al voto a las mujeres; 1978: La del consenso.

La inestabilidad política llegó a tal extremo que en 106 años (entre 1833 y 1939) hubo 141 presidentes de Gobierno, o de Consejo de Ministros, que era como entonces se llamaban.

Ni la Monarquía ni la República fueron capaces de ofrecer en aquel momento un marco de estabilidad:

En los 35 años del reinado de Isabel II hubo 54 presidentes.

Expulsada Isabel II, en los dos años de gobierno provisional hubo 5.

En los dos años del reinado de Amadeo de Saboya, se sucedieron 6.

En los dos años de la I República hubo 7.

En los once años del reinado de Alfonso XII fueron 8.

En los 46 años del reinado de Alfonso XIII se sucedieron 44.

Y en los ocho años de la II República hubo 17.

Por sus ideas, a miles de españoles se les quitó la vida, sufrieron privación de libertad o fueron condenados al exilio o a la sumisión.

Como consecuencia de esos más de cien años de inestabilidad y violencia, España no era capaz de salir de su atraso como habían empezado a hacer otros países europeos. En los años treinta del siglo pasado, casi la mitad de la población española era agrícola y el 44 por ciento de sus habitantes (58,2 por ciento de las mujeres) eran analfabetos. Los campesinos cobraban sueldos de miseria y la renta media de los españoles era solo el 30 por ciento de la que tenía un alemán en la época.

Solo cuando se dieron las condiciones de estabilidad, en los años sesenta del siglo pasado, España empezó a abandonar su retraso y a progresar como no lo había hecho nunca antes.

Pero la estabilidad y el progreso no eran suficientes: España también quería ser una democracia.

El gran reto llegó en 1975, tras la muerte de Franco, cuando los políticos de ese momento decidieron resolver sus diferencias, por primera vez, mediante la negociación y el diálogo. Aún tenían muy presentes los horrores de la guerra y el recuerdo de la historia turbulenta de España. Y, ante la sorpresa del mundo, los españoles inventaron una nueva vía pacífica, que se llamó la Transición.

Desde entonces, han pasado más de 40 años y en España se han sucedido siete presidentes del Gobierno, algo que nunca se había visto antes en nuestra historia.

Nuestra Constitución de 1978 consta de 169 artículos, 4 disposiciones adicionales, 9 disposiciones transitorias, una derogatoria y otra final. Esto la convierte en uno de los textos constitucionales más extensos del actual panorama europeo, ya que, la Constitución francesa de 1958, tiene 92 artículos; la Ley Fundamental de Bonn de 1949, tiene 146; y la Constitución italiana de 1947, consta de 139 artículos.

La Constitución de 1978 requería ser completada con numerosas leyes, orgánicas y ordinarias, que la desarrollaran, regularan nuevos aspectos de la vida política española, o crearan figuras. En el primer año legislativo, las Cortes llevaron al Boletín Oficial del Estado un total de 45 leyes.

A pesar de que algunos grupos políticos han solicitado en ocasiones una reforma de la Constitución de 1978, esta se mantiene prácticamente intacta. Solo se ha modificado el artículo 13.2, referido al voto de los extranjeros, y el 135 para garantizar la estabilidad presupuestaria. En otros países, la Carta Magna ha sido reformada en más ocasiones. En el caso italiano, una treintena de veces. Las constituciones de Francia y EE.UU. se han modificado más de veinte veces.

Los ponentes constitucionales, por si no los recordáis, fueron Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez Llorca, Manuel Fraga Iribarne, Gregorio Peces-Barba, Miguel Roca Junyent, y Jordi Solé Tura.

Enrique Tierno Galván fue el encargado de redactar el Preámbulo de la Constitución y el premio Nobel Camilo José Cela, la revisó gramaticalmente.

Así es que, pues eso. ¡Qué viva nuestra Constitución!

José Antonio Parra Tomás