SATURNALES, NAVIDAD, -CHANUKAA

La historia sirve para entender cosas de las que hoy nos pasan como sociedad. A veces tendemos a pensar que todo ha sido siempre tal y como ahora lo vemos, que los años siempre han sido iguales, con doce meses, con días de 24h y nada más alejado de la realidad. Todo tiene un origen y eso mismo sucede con cualquiera de nuestras celebraciones, tienen un origen en el que se mezcla casi todo, haciéndolas si cabe, aún más interesantes. Ya estamos casi en Navidad, posiblemente la fiesta más entrañable para este lado del mundo, el cristiano, una fiesta para celebrar a lo grande.

LORENZO PIRIZ-CARBONELL

Lorenzo Piriz-Carbonell en Asociación la Tortuga de El Charco

12/3/20256 min read

“Saturnales, Navidad, Chanukaa”

Llegan ya las tradicionales Fiestas del Invierno. Todo el mundo celebra algo, no importa lo que sea, pero algo celebra. Los chinos que siempre van por su cuenta se lo guardan todo para mas tarde, pero los cristianos, los judíos, los ateos, los occidentales y demás australianos de las Antípodas, todos llegando el diciembre invernal, planean y realizan toda clase de ritos, estupendas celebraciones que constituyen no solo una tradición pagana o religiosa, si no toda una liberación sociológica que desde siglos atrás, forma parte de una especie de reunión cósmica de los sentidos humanos para celebrar lo que sea y como sea. Es parte de la supervivencia cerebral. Los psiquiatras después de cobrarte 100 euros por consulta lo llaman catarsis. Pero la verdadera respuesta a todo este guirigay jocoso y buenista se llama realmente tradición familiar. De no existir la familia no existiría la celebración. El hombre vive de sus recuerdos y cada año hay que reafirmarlos.

Pero para razonar esto prefiero recurrir al Origen de todo este revuelto festivalero. Al menos al origen que conozco. Y dando por sentado que como judío al fin soy bastante poco original, pues mi ancestría ya se ha encargado de inventarlo todo, intentaré salir airoso de la explicación en este relato.

De todos es conocido que el generador nuclear de estas celebraciones tiene un nombre ya de marca registrada: Saturnales Romanas. Y es aquí y con ello que debo comenzar y comienzo. Las saturnales (en latín saturnalia) eran unas importantes festividades romanas. La fiesta se celebraba con un sacrificio en el Templo de Saturno, en el Foro Romano y un banquete público, seguido por el intercambio de regalos, continuos festejos y un ambiente de carnaval en el que se producía una relajación de las normas sociales. El listo Cátulo la llamó «el mejor de los días» poeta al fin, “Saturnalia,” en honor de Saturno, y fue introducida alrededor del 217 a. C. para elevar la moral de los ciudadanos. Oficialmente se celebraba el día de la consagración del templo de Saturno en el 17 de diciembre, con sacrificios y banquete público festivo (lectisternium) y al grito multitudinario de «Io, Saturnalia».

Pero esta fiesta era tan apreciada por el pueblo, que de forma no oficial se festejaba a lo largo de siete días, del 17 al 23 de diciembre. Las autoridades estatales se vieron obligadas a atender a la costumbre popular, visto el fracaso que supuso intentar reducir a 3 o 5 días de celebraciones propuestas respectivamente por los Emperadores Augusto y Calígula. A finales del siglo Primero, las vacaciones judiciales se prolongaron definitivamente a cinco días.

En las fiestas saturnales, se decoraban las casas con plantas y se encendían velas para celebrar la nueva venida de la luz. Los romanos amigos y familiares, se hacían regalos (en un principio, recordando a antiguos rituales, velas o figurillas de barro) como los que se hacen en la fiesta de la Navidad. Estas fiestas estaban dirigidas por un sacerdote que cambiaba según el dios al que se le daba culto; el sacerdote se elegía en un Colegio de Sacerdotes. Probablemente las Saturnales fueran las fiestas de la finalización de los trabajos del campo, celebrada tras la conclusión de la siembra de invierno, cuando el ritmo de las estaciones dejaba a toda la familia campesina, incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del esfuerzo cotidiano.

A veces, lees por ahí, que hay quien afirma que las saturnales fueron sustituidas por la Iglesia Católica, la cual hizo coincidir en esas fechas el nacimiento de Jesús de Nazaret con el objetivo de acabar con las antiguas celebraciones tan carnavalescas como romanas. Gradualmente las costumbres paganas pasarían al Día del Año Nuevo, siendo asimiladas finalmente por la fiesta cristiana que hoy en día se conoce universalmente como el día de Navidad. El origen cristiano de la celebración del 25 de diciembre se basa en la decisión de la Iglesia en el siglo IV de fijar la fecha del nacimiento de Jesucristo, aprovechando la coincidencia con festividades paganas romanas como el Sol Invictus y las Saturnalias. Esta estrategia buscó facilitar la expansión del cristianismo al asimilar y dar un nuevo significado a ritos ya arraigados, asociando a Jesús con el "sol de justicia" y la "luz del mundo".El emperador Constantino, primero en legalizar el cristianismo en el Imperio Romano, probablemente con la intención de superponer las prácticas cristianas a otras más antiguas, estableció el 25 de diciembre para la conmemoración del nacimiento de Jesús. El término navidad proviene del latín “nativitas” ,que significa nacimiento. El emperador Constantino, encargado de establecer de forma oficial la fecha para la conmemoración del nacimiento de Jesús en el Imperio Romano ya en decadencia, actuó con el apoyo del pontífice del momento: el papa Julio I.

Así se fijó la solemnidad de la Navidad el 25 de diciembre, una fecha arbitrariamente escogida por la Iglesia católica a pesar de la creencia de que Jesucristo nació durante la primavera (esta creencia nace de interpretaciones de los Evangelios, que describen que Jesús nació en un momento en que los pastores tenían rebaños al aire libre, algo imposible en invierno y en una región como La Judaica Palestina).

Y a la Palestina de entonces con el cuentecillo nos vamos. Y es así como nos encontramos con la madre de todas las tradiciones invernales fiesteras: el Chanukaa, la Fiesta de las Candelas, judía hasta el tuétano, y que conmemora el Milagro de la Menorah, Candelabro de Nueve velas, que en la reconquista de Judea de los filisteos, por los hebreos, agotado el aceite para el velamen del candelero del Templo, sucedió que de la noche a la mañana éste apareció lleno de aceite incandescente, que de esta manera demostró el significado de las luces que el Dios de todas las Creaciones regalaba para la brillantez de la humanidad. Tiene otra lectura que ahora tengo que contar mas que me pese, porque al fin y al cabo los milagros, estos inventos políticos para ver de que manera a los pueblos se les somete por sus creencias impuestas por la tautología de la Fe, si, si, eso mismo, que se define como “es por que es y no se pregunta el porque se es”.

El Chanukaa es la Celebración judía que conmemora la revuelta macabea y el milagro del aceite en el Segundo Templo de Jerusalén, que duró ocho días. Se enciende una januquía o Menorah (candelabro de nueve brazos) de forma progresiva durante ocho noches, se comen alimentos fritos en aceite, se juega con el dreidel (una especie de trompo poliédrico más juguete que un dado lleno de figurillas que predicen el “karma”) y se dan regalos. Comienza el 25 de Kislev del calendario hebreo, lo que varía cada año en el calendario gregoriano, pero suele caer entre finales de noviembre y primeros de diciembre.

Y así llegamos al juego de las sustituciones fiesteras. Los Judíos son invadidos y conquistados por los romanos que le sustituyen su fiesta invernal por las suyas propias tan carnavalescamente saturninas, pero cuando los romanos se desmoronan, junto con su imperio vienen los cristianos constantinos y le quitan la fiestecilla desmadrada a los romanos y se la apropian para sentar las bases de su nueva religión. Vaya con los todos. Y es así como hoy llegamos a las celebraciones invernales donde los que salen ganando son los Grandes Almacenes, las Sinagogas , las Catedrales con sus belenes que ni se digan y algún que otro protestante mas calvinista que luterano que quiere acercarse a las costumbres saturnales previendo que en el día de mañana, a lo mejor y tal como va la política actual, Roma vuelve a conquistar el mundo (hablando norteamericano, claro) y los jolgorios vuelven a sus orígenes de las celebraciones familiares, que es al fin y al cabo para lo que vale todo esto. Pero que quede claro, lo he querido contar para que el que celebre en estos días lo que quiera, pueda elegir el porque lo hace, y recalcar que lo importante de estas Navidades o estos Chanukaas, es la existencia de la familia como núcleo humano imperecedero y los desgraciados que en ella no crean, que se vayan buscando medios de suicidio asistido que también ahora se ha puesto de moda. Y Felices Fiestas para el que quiera. Y fin de la historia. Vaya con el cuento, ¿verdad?.

Lorenzo Piriz-Carbonell